El estrés laboral aumenta el riesgo de sufrir una isquemia cerebral

La Academia Americana de Neurología confirma que trabajar en el sector servicios puede incrementar la posibilidad de sufrir una isquemia cerebral.

Gracias a una serie de estudios realizados por la Academia Americana de Neurología, en los que se analizaron a un amplio número de ciudadanos durante largos periodos de tiempo, se llegó a una clara conclusión: trabajar en el sector servicios puede incrementar hasta un 58% la posibilidad de sufrir una isquemia cerebral, es decir, una irrupción del suministro de sangre al cerebro, interrumpiendo así en el flujo de oxígeno y nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de las células cerebrales.

En este análisis, se clasifican como estresantes aquellos trabajos muy exigentes y poco controlables, es decir, aquellos trabajos donde se desarrollan actividades poco predecibles, como puede ser el caso de la actividad laboral de un bombero, un camarero o un enfermero por ejemplo.

Entre el 11% y el 27% de los participantes de estos estudios analizados tenían un trabajo considerado de alto estrés y pertenecían al sector servicios. Las personas con empleos muy exigentes y con poca posibilidad de control tienen un 58% más de probabilidades de sufrir una isquemia que los que tienen trabajos más tranquilos.

Evidentemente, el tipo de trabajo no es la única causa directa de este tipo de dolencias, puesto que aquellos trabajos de alto estrés suelen estar íntimamente ligados a comportamientos menos saludables, como por ejemplo, malos hábitos alimenticios, tabaquismo y la falta de ejercicio, prácticas importantes a la hora de sufrir una isquemia.

Los estudios analizados incluyen a 138.782 participantes que fueron seguidos entre 3 y 17 años. Pero Digli Xu, unos de los científicos que participó en el desarrollo del estudio, reconoció que la investigación contaba con ciertas limitaciones, como por ejemplo la medida del estrés laboral, se midió en momentos concretos durante el periodo de análisis. Además, otros factores como el colesterol o la presión arterial quedaron al margen de estos estudios. No se incluyeron el trabajo físico y el número de horas trabajadas.

A pesar de todo, los autores a pesar de estas limitaciones no quitan fuerza a los resultados obtenidos en este análisis.




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